Reflexiones para tí.

Caín

El Señor le preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?’. “No lo sé -respondió-. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?”. Génesis 4: 9.

La esperanza de Adán y de Eva de regresar al Jardín del Edén, ahora tenía la forma de un bebé, la sonrisa de una pequeña maravilla hecha ser humano. Todas las alegrías, los sueños y las ilusiones de nuestros primeros padres se hacían “carne y hueso“ en el pequeño Caín.

Si la promesa de Dios se cumplía, Eva tenía en sus brazos al pequeño Mesías, el Salvador. Pero, la historia nos cuenta que las elecciones del pequeño bebé -cuando creció- lo transformaron en el primer asesino de la historia.

Duele pensar que el ser humano, sin llegar a los extremos que Caín simboliza (es decir, pasar de Salvador del mundo a fratricida), es capaz de actitudes de esta naturaleza. No importa cuántas y cuán profundas esperanzas se puedan colocar en nosotros, de una u otra manera conseguimos destrozarlas.

En pequeños detalles o en grandes errores, somos “mega” o “mini” Caínes, al decir a nuestros padres, hermanos, amigos, conocidos, e incluso a personas que apenas nos conocen, que no es una buena idea que confíen en nosotros. El mensaje que transmitimos es que no es conveniente que centren muchas esperanzas en nosotros.

Siempre hay alguien que espera algo bueno de tu parte; por extraño que parezca, a pesar de las barbaridades que podemos llegar a cometer en algunos momentos.

Gracias a Dios, Cristo sabe de nuestras deficiencias y de nuestra natural inclinación a destruir las esperanzas que depositan en nosotros.

A pesar de eso, nos ama. No consigo explicar cómo; no puedo llegar a entender la razón. Lo único que puedo decir es que lo hace por amor, pero es un amor que no puedo ni explicar ni entender. No tiene lógica. No tiene límites. No tiene cambios.

Es por ese amor y es en esa esperanza que podemos vivir el día de hoy, sabiendo que hay un Dios en el cielo que nos mira con tierno amor, y nos da la posibilidad de levantarnos cada vez que nos caemos.

La elección final es tuya. Tu vida quedará marcada por esas buenas o malas decisiones. No dejes pasar esa oportunidad hoy.

 Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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