Reflexiones para tí.

Los insolentes

Pero algunos insolentes protestaron: “¿Y éste es el que nos va a salvar?” Y fue tanto su desprecio por Saúl, que ni le ofrecieron regalos. Saúl, por su parte, no les hizo caso. 1 Samuel 10:27.

La Biblia no nos da sus nombres, pero con apenas dos palabras los caracterizan de un modo inconfundible. Es gente que se esconde en su anonimato para criticar, en primer lugar, al líder elegido por Dios; y en segundo lugar, quizá sin ser totalmente conscientes, al Dios que eligió
al líder.

En este caso, la crítica se esconde detrás una pregunta maliciosa, despectiva. Una pregunta que -en realidad- es una afirmación negativa velada. La acción se desarrolla en Mizpa, lugar de reunión elegido por Samuel para que el pueblo conociera a su nuevo rey. Cuando Saúl aparece, se muestra como un hombre de buen parecer y más alto que cualquier otro en el pueblo.

Cuando la gente se entera de que él es el rey elegido por Dios, se alegra y grita el clásico: “¡Viva el rey!” Pero, todo está mal para este grupo de insolentes que sin conocer, sin dar a conocer motivos, sin explicar su posición, simplemente desprecian al líder.

En el siglo XXI muchas cosas cambiaron, pero lamentablemente esta característica continúa siendo una marca de muchos. Los insolentes no tienen otra idea ni otra opción. No ofrecen un punto de vista diferente para iniciar una productiva discusión. En realidad, no aportan nada; salvo la crítica, barata y vacía.

Saúl no les hizo caso. Definitivamente, el líder los escuchó en su crítica o escuchó a otros comentar la crítica lanzada por los insolentes. En el primer caso, el futuro rey se comportó a la altura de sus nuevas funciones. En la segunda hipótesis, los chismosos de plantón no consiguieron el típico objetivo de complicar la vida de alguien.

No es fácil soportar la tentación de hacer valer la fuerza del poder que la función otorga. A esta altura de la historia, Saúl lo consigue hacer; años más tarde, tengo mis dudas sobre cuál hubiera sido su comportamiento.

De cualquier manera, aprovechemos este buen ejemplo del primer rey de Israel, y recordemos que el Dios que elige es un Dios que no se equivoca nunca.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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