Reflexiones para tí.

Joel y Abías

Cuando Samuel entró en años, puso a sus hijos como gobernadores de Israel, con sede en Berseba. El hijo mayor se llamaba Joel, y el segundo, Abías. Pero ninguno de los dos siguió el ejemplo de su padre, sino que ambos se dejaron guiar por la avaricia, aceptando sobornos y pervirtiendo la justicia. 1 Samuel 8:1-3.

Hay personas que tienen todo para hacer las cosas bien, y eligen hacerlas en forma equivocada. El ejemplo que recibieron de su padre estos dos hijos fue excelente; y sin embargo…

Joel y Abías predicaban con sus nombres; lamentablemente, no con su ejemplo. El nombre del primogénito significa “Jehová es Dios”; el del segundo, “Jehová es mi padre”.

Este es un nuevo par de hijos injustos, que no estuvieron a la altura de las expectativas. Nadab y Abiú, los hijos de Aarón, comienzan esta lista eligiendo presentar a Dios fuego extraño. No hay error: es una clara elección de parte de ellos. Ofni y Finés, los hijos de Eli, aumentan la lista y también las barbaridades cometidas. Tus padres no te salvan. Tus elecciones, más allá de tu sangre y tu ascendencia, son las que determinan tu futuro eterno.

Samuel se equivocó, Joel y Abías también. Samuel tendría que haber aprendido más y mejor del ejemplo de Eli. Joel y Abías podrían haber elegido imitar a su padre en las cosas positivas que él tenía.

Al mismo tiempo, otro aspecto que llama la atención en esta historia es que los ancianos de Israel van a Ramá para hablar directamente con el anciano profeta, a quien le dirán: “Tú has envejecido ya, y tus hijos no siguen tu ejemplo. Mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones” (1 Sam. 8:5).

Ellos no organizan una revolución, pero tampoco piden a Samuel que retire a sus hijos de sus posiciones: sabían que el profeta oraría y que, si Dios se lo ordenara, él sacaría a Joel y Abías de sus responsabilidades. Los ancianos no solo querían esto, ellos querían más: querían un rey.

Pudiendo elegir lo mejor, nos conformamos con menos (mucho menos) y las consecuencias se hacen sentir en nuestra vida y en la de las personas que nos rodean. Hoy, por favor, ¡elige bien!

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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