Reflexiones para tí.

Tres esferas de la realidad II

Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre. 2 Corintios 6:17, 18.

Lo secular no implica, intrínsecamente, nada bueno ni malo, sino que esto va a estar dado por la forma, el espíritu y los principios morales con que sea realizado.

En realidad, la actividad secular del hijo de Dios forma parte de su actividad sagrada y está envuelta por ella, por su relación con Dios, que obra como fuente de luz, verdad, bondad y rectitud para todo su quehacer en el mundo, aun cuando no son lo mismo lo sagrado y lo secular. Sin embargo, ambos pueden articularse perfectamente.

Así lo expresa de manera magistral la Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II:

“Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar con el Creador, están, por el contrario, persuadidos de que las victorias del hombre son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio… De donde se sigue que el mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo ni los lleva a despreocuparse del bien ajeno, sino que, al contrario, les impone como deber el hacerlo”.

El problema se genera cuando hablamos de lo profano: todo aquello que contraría los principios divinos; que encierra pecado y rebelión contra Dios. Aquí no hay posibilidad de articulación, de complementación. Sin embargo, muchos cristianos parecen creer que solo hay dos ámbitos posibles: lo sagrado y lo profano; que lo que no tiene que ver en forma directa con Dios y las actividades de la iglesia es necesariamente malo, y se opone a Dios y su gobierno. Esto no tiene por qué ser así.

Dios pone hoy, delante de ti, una vida llena de posibilidades, para que le “saques el jugo” al máximo, inspirado y guiado por su amor y sus principios morales. Disfruta, entonces, del festín de la vida, al cual Dios te invita, glorificándolo con tu vida religiosa y tu actividad secular.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido”
Por: Pablo Claverie






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