Reflexiones para tí.

El Autor de la vida

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1:1.

Hay en todos los seres humanos una especie de instinto básico existencial de conectarse con sus raíces: saber de dónde venimos, cuál es nuestra procedencia.

Del mismo modo, la humanidad en general, a través de la historia, y en todas las culturas, ha tratado de dar explicación al origen del cosmos, del planeta Tierra y de cada persona en particular. Desde los mitos y las leyendas que encontramos en las culturas de la antigüedad, pasando por las explicaciones cosmogónicas de la filosofía griega, hasta la más reciente teoría de la evolución, siempre ha sido el interés del hombre averiguar sus orígenes.

Lo primero que nos dice la revelación bíblica es que hay un Autor personal de la vida: Dios. El universo en el que vivimos, nuestro hermoso planeta y nuestra propia existencia no son producto del capricho de fuerzas cósmicas impersonales o de la evolución azarosa de la fría materia a lo largo de miles de millones de años. Tienen un Autor extraordinario que ideó con infinito amor y sabiduría el mundo en que vivimos, y con su poder omnipotente lo creó de acuerdo con un plan, un diseño maravilloso y lleno de amor.

Sin embargo, la declaración de nuestro versículo de reflexión para hoy: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, tiene un sentido aún más sublime. Dios sabía de antemano que, debido al conflicto cósmico que se generó en el cielo, cabía la posibilidad de que el ser humano que Dios crearía terminaría rebelándose contra su Autor, y que por causa de esa rebelión, a fin de poder salvarnos, su Hijo amado, Jesús, tendría que venir a la Tierra a sufrir lo indecible y morir por nosotros. Y, aun así, sabiendo eso, decidió seguir adelante con su plan de creación. Al decidirse a crearnos, estaba firmando la sentencia de muerte para su Hijo Jesús. A pesar de eso, creyó que valía la pena seguir adelante con su obra de creación, que incluye tu existencia sobre este planeta.

¿No te maravilla el poder, la sabiduría y el amor creador y salvador de tu Padre celestial, y no crees que merece que le entregues tu vida, para que haga de ti una nueva criatura, con el mismo poder con el que creó el universo?

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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